La climatología, con altas temperaturas y la práctica ausencia de lluvias, ha influido de manera significativa en la campaña de la vendimia ya que ha mermado en un 25% la producción de uva pero, por contra, este año la calidad es excepcional. La de este año es la campaña de la vendimia más larga de las que se recuerdan con una duración de dos meses y medio.
Las primeras variedades blancas comenzaron a recogerse el 3 de agosto y la última tinta, la Monastrell, acabó de vendimiarse hace unos días.
Las altas temperaturas, tanto de día como de noche, han hecho sufrir mucho a la planta hasta el punto de que llegó a paralizarse el desarrollo de la uva. Los 45 litros de agua recogidos a principios de septiembre salvaron una campaña que podría haber sido desastrosa.
La lluvia también ayudó a que la uva finalizara bien su ciclo vegetativo y completara su madurez. Se ha conseguido una calidad de uva excelente pero con una merma en la producción del 25%.
La buena cosecha de este año va a permitir elaborar vinos de gran calidad en las tres variedades: tinto, blanco y rosado.

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