“Señor colegiado usted nos ha robado”. Con elegancia pero contundente, la afición azulgrana resumió el sentir del Yeclano al término de un igualado encuentro en La Condomina, donde la calidad a base de talonario universitario debiera de haber sido suficiente para vencer a los de Sandroni sin necesidad de polémica arbitral.

Los azulgranas, mermados por las bajas de sus puntales Héctor Camps, Álex Vaquero, Carlos Selfa, Fran Martínez, Víctor Fenoll e Iker Torre, pelearon con honor y desde el minuto 63 con resignación ante unos católicos talentoso pero faltos de alma grupal y un colegiado balear Busquets Ferrer que cometió uno de los pecados que más detestaba Jesucristo: el ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes.

No se sabe si le regalaron en su momento el máster de arbitraje o le escribirían la tesis con la que se doctoró trencillas, pero su actuación en dos tesituras parecidas desigualmente decididas determinó el desenlace de un choque que, hasta ese momento, solo había sido testigo de un golpe por cada bando.

Aketxe demostró porque es uno de los mejores delanteros de la categoría en un centro médico de Adán Gurdiel, y Luís Castillo se quitó la espinita de aquella chilena con la que rozó el gol a su ex equipo en la primera vuelta con una vaselina brillante desde lejos que celebró con su convocado hermano Manu. Del resto poco que decir más allá de un paciente e inerte toqueteo de calidad pero sin profundidad ni armonía del UCAM al que respondía con orden y basculación el Yeclano.

Sin embargo, lo que parecía un empate de libro a las puertas del descanso lo desequilibró la decisión de pitar con varios segundos de retardo un penalti por mano de Alayeto, muy discutiblemente pitable tanto en directo como en la repetición televisiva. Aketche engañaba a Serna y desequilibraba lo que debía de ser un empate justo en vestuarios.

Con fortaleza moral y el preocupante golpe de Carlos Felipe que provocó la entrada de Renato por banda, el Yeclano salió con desparpajo en busca de la justicia. Vivanco dio un aviso, y Rashiti asistió mal en un contraataque a Luís Castillo, pero esa mejoría se desnortaría cuando pasado el cuarto de hora, Renato la puso idéntica como en la jugada polémica del 2-1, y Galas, que llevaba amarilla y algún que otro exceso, golpeó esta vez si claramente con el brazo para desviar la dirección del balón. Pese a la agravante de verse claro en todo el campo y de haber sancionado anteriormente penalti una acción mucho menos clara, Busquets Ferrer se alió con el error para desesperación del Yeclano, que no hincó la rodilla pero si sintió casi imposible de sobreponerse a la sobrecarga de las circunstancias.

Con los azulgranas con el alma acuchillada y corriendo por deferencia a los de nuevo espectaculares aficionados yeclanos, la llegada del tercero del UCAM era cuestión de tiempo, y Johan lo logró a diez del final. Pero a modo de gratitud a la grandeza de este club que se sabe que no es el más grande pero se siente el más especial cómo se pudo ver en la despedida de la afición a los jugadores, el fútbol le ha concedido al Yeclano el grandísimo honor otra semana más de estar play-off ante la victoria del Algeciras ante el Córdoba.