La primera de las siete bolas de campeonato del Yeclano Deportivo ha sido out por medio centímetro. El conjunto de Adrián Hernández tuvo en Mazarrón un dignísimo rival al que no sentenció con 0-2 y que le empató en el descuento con dos penaltis cuando los futbolistas azulgranas trataban de digerir el gatillazo moral del empate del Cartagena B en el 80.

Y al final, más allá de un encuentro con más ocasiones rivales de lo que viene siendo habitual en el Yeclano y con ciertos deslices defensivos que recordaron a Caravaca, lo más relevante que aprender es que no se es campeón hasta los tres pitidos finales del árbitro. Vamos, que hasta el rabo todo es toro por muy hecho que se vea, y no se puede bajar la guardia ni pestañeando porque lo que parece que ya no es posible que pase, a veces pasa.

Si había que subir en Mazarrón, se subía. Pero pa´ subir a 170 kilómetros de Yecla, chispeando y con menos azulgranas que en Pinatar... subir pa´ ná era tontería. Con seis partidos más por delante y un homenaje con miles de sombreros por quitarse desde la grada ante semejante paseo triunfal, fue lo mejor que podía pasar. Porque el empate del Mazarrón no fue de esos que generan dudas en los jugadores, sino que los pica para crecer. Hasta al más gallito y mejor jugador de la temporada, Diego Ruiz, le respondieron con Chiki, el primer delantero de la temporada que le osó "mearle" un par de veces. Y a David hasta le dio pereza parar los dos penaltis que le chutaron casi en el descuento del partido.

En positivo cabe reivindicar un par de cosas. La primera, la versatilidad y fiabilidad del equipo de corregir los errores tácticos defensivos tras el descanso y mutar de dibujo para readaptarse de forma sincronizada y obediente, hasta el punto de traducir lo defensivo en variación creativa, con dos goles idénticos de asistencia de carrilero (Antoñito y Juanmi) y remate de Pau Pérez. La otra cuestión es que parecía justo que el Mazarrón, que iría a mitad de tabla si hubiera empezado la liga cuando vino a Yecla, se desquitara de la depresión del descuento de Cartagena B para darle una pequeña esperanza a una afición que, con sus particularidades, le da más color al graderío de Tercera que en buena parte de los campos.

El alirón, con todo el debido respeto al Caravaca, va a ser el próximo domingo. En primer lugar porque será la consecuencia en tiempos de casting del cabreo de Adrián Hernández por no lograr la excelencia de la excelencia. En segundo lugar, porque los chavales se merecen un festín por el temporadón ahora que ya se sienten de pleno derecho guardianes de La Constitución. Y en tercer lugar, porque la afición del Yeclano al completo, tanto la de "en los buenos momentos y en los malos también" como la de "me voy a ver al Yeclano la cosa pinta bien" saben lo extraordinario que es para un municipio de 35.000 habitantes un ascenso a 2ªRFEF y el poder jugar por cuarta vez en cinco años la Copa del Rey. Pues eso, a movilizarse y conseguirlo juntos.